martes, 4 de enero de 2011

Parabola de la mujer adultera


No juzgueis a nadie y nunca sereis juzgados todos somos imperfectos.

La mujer adúltera
Ciclo C - Domingo 5 de Cuaresma / Juan 8, 1-11: El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra
 
La mujer adúltera
La mujer adúltera
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».

Reflexión
Una vez más, los letrados y fariseos le han tendido una trampa a Jesús. El mismo había dicho: “No creáis que haya venido a abolir la ley”. Por lo tanto, según la ley, debe condenar a la mujer sorprendida en adulterio. Pero si la condena, perderá su fama de “misericordioso” y de “amigo de los pecadores” que se ha ganado entre el pueblo.

Pero si la deja libre, demostrará que pisotea la ley, y le podrán tachar de hereje. Jesús - aparentemente - no se interesa por la trampa que le han preparado con tanta perfidia: “Inclinándose escribía con el dedo en el suelo”. Pero ellos insisten. Quieren conseguir la sentencia a todo precio.

Entonces Jesús se incorpora y les dice: Adelante, condenadla, lapidadla según la ley. Pero que aquel “que esté sin pecado, le tire la primera piedra”.

Sucede como si hubiera levantado de repente la tapa de una cloaca: un hedor horrible. Y cada uno tiene que hacer las cuentas con aquel hedor, con la podredumbre de sus propios pecados, incluso de los más ocultos. Y le obliga a dejar caer al suelo la piedra que ya ha tomado en sus manos y que ahora le pesa como el plomo.

Y entonces “empiezan a retirarse uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último”. La trampa esta vez ha sido para ellos mismos. Y así el tribunal se vacía. Se queda solo Jesús, el inocente, el único que tiene derecho de tirarle la piedra.

Y le dice: “Tampoco yo lo condeno”. No te condeno porque yo, dentro de poco, seré condenado en tu lugar. Yo pagaré por tu pecado. Parece que la inocencia conoce una sola justicia: la de sufrir por los culpables.

Y agrega Jesús: “Anda, y en adelante no peques más”. Ya no pecará más. ¿Cómo va a tener ganas de pecar en adelante? Se siente curada para siempre por aquella mirada que la ha salvado de todos. Perseguida, invadida por el recuerdo de una bondad, de un afecto tan tierno: ya no tendrá necesidad de llenar su pobre vida de pecados. Su corazón está lleno para siempre, de gratitud, de amor, de alegría.

Este episodio debería ser suficiente para quitar de la boca de un cristiano toda palabra de condenación ante un hermano, y para desvirtuar todo gesto de castigo.

Pero no es así. El episodio no ha logrado hacer desaparecer uno de los oficios más antiguos del mundo: la confesión de los pecados ajenos. Más que oficio es, tal vez, un juego de sociedad, incluso de una sociedad considerada cristiana. ¿Quién de nosotros no ha tomado parte en él alguna vez en su vida?

La única diferencia con los letrados y fariseos del Evangelio es que somos menos violentos en la ejecución. Hemos sustituido las piedras por el fango. Las piedras hacen daño. El fango no hace daño. Pero ensucia, mancha, salpica.

Para condenar a los demás, para acusarlos y calumniarlos, es necesario ser ciego: “¿Cómo es que miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que está en tu ojo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la paja del ojo de tu hermano”. (Mt 7, 3-5)

Para condenar a los demás, es necesario sufrir una irremediable amnesia: olvidarse de lo que es la realidad más indiscutible: todos somos pecadores.
La “vida de los padres del desierto” nos cuenta: “Un hermano había caído en pecado. El sacerdote le ordenó que se alejase de la iglesia. Entonces el abad Besarión se levantó y salió al mismo tiempo diciendo: También yo soy pecador”.
Cuantas veces nosotros, como el abad Besarión, tendríamos que abandonar nuestras reuniones de grupo, reuniones sociales diciendo como él: También yo soy pecador, también yo he caído en lo que estamos condenando.

Y lo peor de todo: con nuestros juicios, nuestras acusaciones estamos preparando nuestra propia condenación. El Evangelio no deja ninguna duda al respecto: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida que midáis seréis medidos”. (Mt 7,1 s.)
Mis juicios, mis sentencias de condenación son un material precioso que Dios lo conserva celosamente, que lo tiene todo registrado. Algún día me lo hará escuchar. Y entonces el condenado seré yo. Y me lo he buscado. Lo he sabido desde siempre, desde que escuché el Evangelio de hoy, el de la mujer adúltera.

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt

No me pidas que me muera

No me pidas que me muera
que por morir me mato
perdido entre mi apocalipsis y mi infierno
me encuentro y no me retracto de tantas bienhechuras biendadas
de tanto cariño mal gastado que por perder mis sentidos
perdi en mi memoria hasta el mas comun de mis ratos
sin quererlo saber ni probarlo bebi del nectar mas amargo de tu arbol
y por querer perderme en tu cuerpo, perdi mi forma y mi estado
ya no valgo lo que tengo sino lo que he añorado
cien mil flores en el jardin y tuve que maldecir la que deje de mi lado.

Morena Mia


si del balcon de tus ojos volcara la luna
y del perfil de rostro mojase la bruma
si tu mejilla carnosa chocase con mi mejilla
alzaria al viento una voz un trovar de poesia
cantandole a la noche por tus enaguas
cantandole a la noche por tus penumbras
alegoria de las damas mujer de belleza pura

si de las gondolas de tus hoyuelos hiciese con ellos arcilla
moldearia un cielo plagado de estrellas con olor a canela fina
del color de tu pelo son tus ojos, de azabache las pupilas.
dejame moldear con mis manos tu cuerpo morena, dejame estremecer mi alma fria.

Alcala de henares


colgado de sus balcones asistieron los duqueses a la obra del teatro
despacho que en la corrala tenian sus ilmas reservado
me esperaba el final asintio el marques
porque lo dice duquesa, es tan claro y notorio, pues la vida teatro es,
y del mundo esta comedia en la que naces llorando, mientras todos rien
vas muriendo y sonriendo mientras todos van llorando
solo los necios creyendose inmortales , los locos y poderosos
que mientras la vida es vida sus fortunas van creciendo
y al ver asomar la muerte su miedo y alma agonizando.
que tanto los bien criados y estudiados en la universidad de Alcala
albergan el mismo futuro que los esclavos.
Ante la muerte somos todos iguales aseguro la duquesa,
aparte de mi esa vision, que espanto, pues por duque doy pòr descontado
que un decreto se ha de hacer, para no morir nunca el maese universitario 
que busquen la fuente de la juventud alla por las Indias!! lo perjuramos-

Santa Teresa de Calcuta


en una ciudad perdida, de una esquina de este mundo,en la poblacion mas grande conocida
rodeada de castas prohibidas albergaba la santa su luto, luto de azul celeste y blanco con rayas oscurecidas
por la mañana rezando, por la tarde curando heridas
todas las hermanas de su congregacion siempre reunidas
rezandole al redentor y a la virgen y al mesias
donde hay un enfermo pobre,  tras un corazon derrumbado primero hay un hombre
un noble alma bendita, que bendigo en este momento por simplemente existir, por ser en el que en su cuerpo habita
y pasaron penalidades , años , quinquenios , decadas hasta que bien reconido el santo padre se dirigio a donde se elegia
si no quieres a vuestro hijo no lo mateis mandadmelo que yo lo cuidaria, decia la pequeña santa que espacio para todos tenía
y paso el santo padre y le hizo vender cosas hasta el auto , ella decia, no quiero que realzeis mi nombre mas alto que el de hermana mia
pues dadme pan que es lo que quiero para cobijar mas almas perdidas, que con un te quiero un te amo como cristo nos decia 
me basta para hacer legion, legion de eucaristia.

En vida hermano, en vida.


Esta es una poesia que me recitaba mi abuela Pilar, sobre la hipocresia de la sociedad.

Si quieres hacer feliz
A alguien que quieres mucho..
DÍCELO HOY,. SÉ MUY BUENO....
EN VIDA, HERMANOSi deseas dar una flor
No esperes a que se muera.
Mándala HOY, con AMOR....
EN VIDA, HERMANO
Si deseas decir "Te quiero"
A la gente de tu casa,
Al amigo cerca o lejos....
EN VIDA, HERMANO
No esperes a que se muera,
La gente para quererla,
Y HACERLE SENTIR tu afecto,
EN VIDA, HERMANO
Tú serás muy feliz,
Si aprendes a hacer felices
A todos los que conoces
EN VIDA, HERMANO.
Nunca visites panteones
Ni llenes tumbas de flores,
Llena de amor corazones.
EN VIDA, HERMANO.
Ana Ma. Rabathé
"Gotitas de Paz y Amor". Edit. La buena Prensa.



Reflexiones:

Nunca dejes que nadie te tome por algo que ha comprado,o que es una posesion suya, las personas no son posesion de nadie , ni siquiera de Dios pues este nos dio libertad para obrar como nos diera la gana.

trabajamos en una empresa porque tenemos un contrato de mutuo interes entre la parte del asalariado y el que contrata.

Nos casamos porque cada persona de la pareja se "da" al otro y quiere acompañarlo en su vida.

la libertad de uno termina just cuando empieza a ocupar "espacio de la del otro".

Trata ,dentro de tu libertad ,siempre a todo el mundo como te gustaria ser tratado.

Carta de Dios

Feliz Navidad a todos. Gracias Joaquin por enviarme este precioso video.

Igualdad de generos


En un reino muy lejano erase que se era un principe encerrado en lo mas alto de una almena, custodiado por una dragona que lanzaba lenguas de fuego por su fina boca,
Un dia llego al castillo una princesa con unas trenzas tan largas que con sus conocimientos de montañismo, lanzole a lo alto de almena en sendos piolets, 
el principe que no se lo penso mucho descendio por sus trenzas para cortarle luego el pelo a ella quedandole a lo West Jones,
entonces aparecio la dragona pero la princesa que durante su formacion como tal tenia practicas como bombera apago el fuego de la fina boca de la dragona huyendo esta despavorida,
y colorin colorado el principe y la princesa fueron a su reino donde al principe le esperaba por limpiar una pila de cacharros.